Buemi, campeón por una vuelta rápida
Un año después, ha vuelto ha ocurrir. Otra vez, sí. La épica ha querido ser una vez más la protagonista. Si lo de Nelson Piquet nos pareció inimitable 12 meses atrás, esto ya no tiene nombre. En efecto, os hablo de aquella última carrera en Battersea en la que todo se decidió en la última curva de la última carrera del campeonato. Pues parecerá mentira, pero la Fórmula E se ha vuelto a superar. Vaya que si lo ha hecho.
Porque esta categoría, criticada por unos y alabada por otros, ha vuelto a enamorar. Y es que la Fórmula E es esa competición de monoplazas eléctricos, que aunque no alcancen los 300 km/h, es capaz de acumular toda la tensión de un año entero y descargarla en una explosión de adrelanina. Un instante, solo un par de segundos, tan solo eso. Suficiente, no pido más. Y no pido más porque con lo que tengo, o mejor dicho, con lo que tenemos, nos da para estos tres largos meses de parón que nos esperan.
Y es que la Fórmula E ha finalizado la segunda temporada de su historia de la forma más increíble. Buemi y Di Grassi, el bueno y el malo, el ángel y el demonio, el yin y el yang. Qué manera de cerrar un campeonato, qué manera de ganar, y sobretodo, qué manera de perder.
Dos pilotazos donde los haya, y sin embargo, el esfuerzo de todo un año se vería recompensado por un solo bando. La injusticia del deporte. Aunque quizá lo visto en las calles de Londres haya sido probablemente lo más justo, lo más polémico, y por qué no decirlo, lo más surrealista desde hace mucho tiempo. Y es que, cuando una vuelta rápida decide un título, se hace el silencio. Es la calma antes de la tormenta.
Sébastien Buemi y Lucas Di Grassi, ambos pilotos destinados a enfrentarse en Londres desde el comienzo de temporada, llegaron a la última prueba del año igualados a puntos. Sí, empatados, y es que el piloto de Renault se impuso en la carrera del sábado sobre el brasileño para llegar en igualdad de condiciones a la carrera final. 153 puntos cada uno. Espectacular. Bendito final de año. Nadie se esperaba un desenlace como este en una temporada para el recuerdo.
Salida del ePrix de Londres | Foto: Fórmula E
Buemi saldría en la pole el domingo, 1:22.0 fue su crono. Sublime. Nico Prost, su compañero y humilde gregario, defendería la segunda posición. Y sí, en segunda fila estaba él, Lucas.
Tensión, nervios, silencio de nuevo. Semáforos en verde, no había vuelta atrás. Dos curvas, solo eso, y el trancurso de todo el campeonato se decidió en la frenada de la curva 3. Una frenada, un Mundial. Di Grassi no cedió, ni siquiera probó a frenar. Simplemente dejó de acelerar. Drama, crisis, gritos, incredulidad. Lucas Di Grassi se había llevado por delante a quién si no, a él, a Sébastien.
Y lo había hecho sin crueldad, pensando solo y exclusivamente en su interés por llevarse el título. Un abandono del piloto de Renault coronaba a Di Grassi campeón de la segunda temporada de Fórmula E, y de eso era muy consciente el de Audi.. Casi, querido Lucas, por muy poco te sale la jugada.
Buemi sin alerón trasero y el morro delantero del Audi Abt Sport del brasileño incrustado en las protecciones. Es inexplicable cómo pudieron seguir ambos en carrera. Porque siguieron, sí, ¿por qué siguieron? Di Grassi no contó con un factor, el gran factor. La vuelta rápida. Dos puntos por hacerla, esos dos puntos que daban la vida a Buemi. Por eso continuaron en carrera, sin opciones de vencer, pero con un objetivo mucho más ambicioso, llevarse los dos puntos de la vuelta rápida y proclamarse campeón. Curioso.
Así quedó el monoplaza de Di Grassi tras el accidente con Buemi en la primera vuelta | Foto: Fórmula E
Sébastien y Lucas en el box esperando el momento oportuno para salir a pista, con el segundo monoplaza y con las baterías cargadas, para marcar el mejor tiempo. Una clasificación en mitad de una carrera, que por cierto, tampoco defraudó.
Menuda pesadilla para Buemi, debía deshacerse de Di Grassi en pista, quien le buscaba contínuamente para retener al de eDams, con el objetivo de que no marcase la vuelta rápida de carrera. Una situación completamente surrealista. El suizo entraba a boxes y el brasileño le copiaba la estrategia. No se despegaban. Di Grassi sabía que el Renault de Sébastien era más rápido, y si le dejaba vía libre, adiós. Vaya espectáculo. Un auténtico espectáculo.
Pero lo hizo, Buemi marcó el mejor crono de la carrera. Dos puntos, 155 a 153. Pero no había acabado el duelo ni mucho menos. Di Grassi lo intentó, buscó su mejor tiempo personal y de nuevo, decepcionó. Una décima más lento que el Renault de su rival. Aún así Buemi no se confió y volvió a rebajar su propio crono por cuatro décimas.
Y sucedió, era la imagen, Di Grassi bajando los brazos. Se había bajado del Audi Abt Sport. Sébastien Buemi era campeón. Campeón por una vuelta rápida, la más importante de su vida.
Se desató la alegría en el box de Alain Prost. Su hijo había vencido las dos carreras del fin de semana en Londres, Buemi se había proclamado campeón, y ambos pilotos consiguieron el campeonato de constructores para Renault. La otra imagen, la de Buemi, perplejo ante una carrera de locos. Prost fue a abrazarle. En ese preciso instante había descubierto el alcance de su gesta.
Las lágrimas de la victoria cayeron sobre el rostro de Sébastien. Había conseguido lo que no hizo un año atrás en las mismas calles por un solo punto. Satisfacción, alegría, emoción en él y en todos los aficionados. Prost había ganado el ePrix, pero el foco de atención era el nuevo campeón de Fórmula E. Enhorabuena, Sébastien Buemi. Una vuelta rápida de ensueño y una temporada maravillosa.
Buemi, Prost y el equipo Renault celebran el campeonato de pilotos y de constructores | Foto: Fórmula E
Qué mejor cierre de temporada que este. Y esto no ha hecho más que comenzar. En octubre empieza lo que seguramente será otra apasionante temporada de Fórmula E en Hong Kong. Una temporada más larga, con coches más rápidos, con Jaguar asomando la cabeza, y seguramente, una temporada que volverá a ser más espectacular si cabe. Por momentos como estos y los que vendrán, larga vida a la Fórmula E.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estás en tu derecho de dejar tu comentario.