martes, 13 de septiembre de 2016

Las desventuras de Mercedes en Singapur

Las desventuras de Mercedes en Singapur: ¿casualidad o conspiración?

"Creo que es la inyección de moral que necesita el deporte en este momento. Es lo mejor para todo el mundo, incluyendo a Mercedes."

Jenson Button, 19 de septiembre de 2015.



Cuesta creer qué pasó y en qué circunstancias se sucedieron los acontecimientos, pero ocurrió. Ni ellos mismos se lo explican. Igual la noche les confundió. Porque todo fue muy rápido, de un día para otro, sin previo aviso. Se trató de una gran sorpresa, de una debacle jamás prevista. Y es que de dominar holgadamente en Monza a perder un segundo y medio con los primeros clasificados en Singapur hay un trecho muy grande. Quizá inexplicable. Y cómo no, digno de analizar.

A día de hoy, nadie tiene la respuesta de lo ocurrido, ni siquiera el propio Toto Wolff. Creo que a estas alturas sabéis de sobra a qué me refiero. Efectivamente, estamos ante el controvertido caso de Mercedes en Singapur hace aproximadamente un año atrás. Un Gran Premio en el que ocurrieron bastantes sucesos todavía sin una respuesta clara. Nadie sabe el por qué del repentino bajón de los alemanes en Marina Bay, absolutamente nadie. O igual sí. Sea como fuere, con motivo de la cercanía del Gran Premio de Singapur de 2016, creo que es el momento oportuno para recordar la nefasta actuación de los alemanes en la pasada edición. Un Gran Premio que ni al mejor guionista se le hubiese ocurrido. ¿Qué pasó? ¿Cuál fue el problema?

Para empezar, pongámonos en situación. Mercedes, desde que comenzó la era V6 Turbo en 2014, ha mostrado su poderío incontestable en cada Gran Premio. Siempre al frente en todo momento. Pocas veces, muy pocas, se les ha escapado el triunfo. En 2014 Red Bull fue capaz de arrebatar a las flechas de plata tres victorias, las tres conseguidas por Daniel Ricciardo en Canadá, Hungría y Bélgica respectivamente. Una temporada más tarde, en 2015, Sebastian Vettel condujo su Ferrari a la gloria en Malasia, para más tarde repetir la hazaña en Hungría. Hasta entonces, las cinco pruebas que Mercedes ha cedido a la competencia han sido por errores puntuales, la mayoría humanos, y en muy contadas ocasiones, por fallos mecánicos.

Cinco, solo cinco han sido las carreras no ganadas por el conjunto alemán en las 31 disputadas desde Australia 2014 hasta en la que nos hemos detenido, Singapur 2015. Durante ese intervalo, Mercedes ha ganado el 83´87% de las victorias, lo que viene siendo una auténtica salvajada. Un dominio apabullante por parte de los chicos de Brackley que, sin embargo, se interrumpió puntualmente bajo los focos de Marina Bay. Un caso totalmente extraordinario.

Foto: AFP

Desde que la nueva era de motores se introdujo en 2014, la escudería Mercedes se había mostrado competitiva en cada cita, sin excepción, hasta llegar a Singapur 2015. Si no recuerdo mal, fue la primera vez que los alemanes sufrieron realmente. Es difícil averiguar cuál fue el factor que verdaderamente condicionó el fatídico fin de semana de Mercedes en Singapur. La teoría más respaldada tiene que ver con el mal funcionamiento de los neumáticos. Históricamente, Mercedes siempre ha tenido dificultades para hacer entrar en calor las gomas recién montadas. Ya lo pudimos comprobar en la edición de Mónaco de este año bajo la lluvia, cuando Lewis Hamilton a punto estuvo de perder el primer puesto a favor del Red Bull de Ricciardo por el mismo motivo, los neumáticos fríos.

Precisamente, en un circuito urbano como es el de Marina Bay, Mercedes atravesó las mismas dificultades, pero quizá de una forma más acentuada. Mientras que equipos como Ferrari y Red Bull hacían funcionar sus gomas enseguida, los monoplazas de la estrella tuvieron grandes dificultades para conseguir exactamente lo mismo. Y esto en un circuito de 23 curvas y de más de 1 minuto y 40 segundos por vuelta, es una pura odisea. Si por algo se caracteriza Marina Bay aparte de la nocturnidad y su glamour, es por sus contínuas curvas lentas de 90 grados. Apenas cuenta con alguna de alta velocidad en la que se tenga que esforzar el neumático al máximo. Esto influye negativamente en el calentamiento de las ruedas, y por ende, dicho factor se convertiría en el gran inconveniente de Mercedes.

El monoplaza alemán no se adaptó a los rasgos del trazado asiático, o en todo caso, no se adaptó a los compuestos Pirelli. La suministradora de neumáticos italiana pronto se convirtió en el foco de atención, justo en el preciso instante en el que los chicos de Mercedes se dieron cuenta de que las cosas no iban bien. Aquí es cuando ya entramos en terreno espinoso. Tal fue la confusión y el descontrol de la situación en el entorno de Mercedes que hasta el director ejecutivo del equipo, Toto Wolff, se le pasaron por la cabeza teorías conspirativas en relación a los neumáticos.

"Por un momento llegué a pensar que Pirelli nos había dado unos neumáticos diferentes al resto. No estoy diciendo que ocurriese eso, solo fue un pensamiento que tuve", apuntó Wolff por aquel entonces. El desconcierto fue máximo, nadie entendía que ocurría ¿Por qué en Mercedes no hacían funcionar los neumáticos mientras el resto de la parrilla sí podía? En otras declaraciones de Toto se pudo reflejar la total preocupación del austriaco sobre el sorprendente escaso rendimiento de su equipo: "Hemos hablado con los pilotos, y la degradación es masiva e inexplicable para nosotros. Cuando ves las cámaras a bordo hay una gran diferencia de agarre con respecto a quienes van rápidos", señaló. Sobre esto, Nico Rosberg también dejó unas palabras que representaban perfectamente el estado de alarma en el box de Mercedes: "Acabo de ver la onboard de Vettel. No quería, pero en la sala de ingeniería he gritado `¡¿qué demonios?!´ Parecía como si estuviese en otro planeta en las curvas".


Foto: RV Racing Press

Nadie tenía la repuesta a esto, y claro, las miradas de centraron en Pirelli, que rápidamente lanzó un comunicado en el cual se defendió de cualquier teoría que les culpase sobre la pésima actuación de los dos Mercedes en Singapur. En este se explicó que "una vez que la producción para cada GP termina, la fábrica de Izmit, situada en Turquía, envía los neumáticos al centro logístico que Pirelli tiene en el Reino Unido. Allí, el sistema asigna códigos de barras aleatorios a cada set de neumáticos y se envían a la FIA, que los reparte al azar a cada equipo".

Más adelante, Wolff suavizó sus palabras en contra de Pirelli y cambió rotundamente su discurso sobre la posible manipulación de los neumáticos entregados a Mercedes en el Gran Premio: "Logísticamente es imposible que Pirelli realizase ese movimiento con nuestras gomas. Los neumáticos estaban en el barco de traslado varios meses antes, así que todos esos rumores son basura", afirma. Y en referencia a las presiones de las gomas que tanto problemas les causaron al finalizar el GP  de Italia, Wolff niega rotundamente que ese factor tuviera algo que ver con el escaso rendimiento mostrado en Singapur, ya que comprende "de dónde provienen los neumáticos y la importancia de la seguridad" para ellos. Sin embargo y pese a que Wolff dejase claro el asunto,  su piloto estrella, Lewis Hamilton, es experto en  jugar con sus declaraciones. En relación a esto, el piloto británico no se cortó ni un pelo al señalar que "esto es como una especie de venganza por lo de Monza", refiriéndose a su victoria en Italia dos semanas atrás que tuvo que decidirse en los despachos. Más leña al asunto.

Más allá de la tremenda tormenta que se formó en torno a los neumáticos dados por Pirelli a Mercedes, otra de las principales teorías que intentan explicar el oscuro fin de semana de los alemanes en Singapur es un posible fallo general en el software del W06, o directamente, un motor carente de potencia. Esto último fue descartado por Wolff, quien sostuvo que el mayor quebradero de cabeza residió en la falta de grip, no en la unidad de potencia. Además, resulta complicado creer la versión de la falta de potencia del motor cuando los Mercedes llegaron a marcar las velocidades más altas del fin de semana como suelen hacer en cada Gran Premio.

Dicho esto y una vez analizadas las posibles causas la actuación horrorosa de Mercedes en Marina Bay, vayamos a lo realmente importante. Centrémonos en la evolución del ritmo de Mercedes a lo largo del fin de semana. En los primeros libres, nada sorprendente: las flechas de plata comandaron la tabla de tiempos con Rosberg al frente (1:47.996) y Hamilton a 4 décimas de su compañero. A la misma altura de Lewis estuvo Ricciardo, y una décima más lento, el SF15T de Vettel. Ya en los segundos libres las sospechas comenzaron a incrementarse en el box de Mercedes. El Red Bull de Kvyat lideró los entrenos, seguido de Räikkönen y Ricciardo. En cuarta posición se encontraba el mejor piloto Mercedes, Lewis Hamilton, a 3 décimas del piloto ruso y con unas tandas largas nada alentadoras.


Vettel al frente, detrás los Red Bull y los Mercedes | Foto: RV Racing Press

Para el sábado se confirmaría el peor de los presagios: Mercedes no estaba a la altura de sus rivales. ¿Las gomas, las temperaturas, la confusión de la noche? Es igual, en los terceros libres Vettel bajó al 1:45.6 con Kimi en segunda posición y los Red Bull al acecho. Hamilton no pudo hacer más que quedarse a 1.2 segundos del crono de Seb. Y llegó la clasificación, el momento clave para comprobar si Mercedes se guardaba un as en la manga como suele acostumbrar, o si por el contrario, los problemas eran reales. Y más bien fue lo segundo. Mercedes dejó escapar la primera pole de la temporada a favor de Ferrari. Sebastian voló por las calles de Marina Bay, mientras que Hamilton y Rosberg solo pudieron ser 5º y 6º respectivamente perdiendo 1.5 con respecto al poleman. Un segundo y medio, la mayor distancia vista en todo el fin de semana.

Ahora nos detenemos un momento para comparar los tiempos de 2014 con los de 2015. De un año para otro, Mercedes había rebajado su tiempo en únicamente 3 décimas, dato que choca con el 1.4 que recuperó Red Bull con respecto a la pasada edición o los 2.1 que ganó Ferrari en 12 meses. Mientras que todos evolucionaron sus tiempos, los de Brackley únicamente notaron una ligerísima mejoría, curioso.

Centrados ya en la carrera, la salida fue tranquila para los chicos de la escudería de la estrella. Ambos pilotos mantuvieron sus posiciones antes de la primera parada. Con motivo de la aparición del coche de seguridad, los pilotos de Mercedes se aprovecharon de la parada de Kvyat para recuperar una posición, tanto Lewis como Nico. Pero todo se torció con el inesperado abandono de Hamilton en la vuelta 32. Una pérdida en la presión del turbo que tampoco se libró de sospechas y conspiraciones, que teniendo en cuenta la locura del fin de semana, puede parecer hasta comprensible.


Momento de la retirada de Hamilton | Foto: RV Racing Press

En 24 horas, Lewis había perdido la oportunidad de igualar el récord de poles seguidas de Ayrton Senna (8) y, para colmo, Rosberg redujo la distancia en el campeonato a 41 puntos. Un fin de semana desastroso para el inglés, que tras la carrera llegó a adimitir que se vio con serias opciones de haber ganado en Singapur: "Lo di todo en la carrera. Tenía el ritmo para ganar. No sé qué ha ido mal, mi ritmo fue realmente bueno hasta que comencé a perder potencia", respondió a los medios tras la carrera.

Desafiante (ya conocemos su carácter), y visto cómo había ido el fin de semana con toda la polémica levantada acerca del sorprendente rendimiento de Mercedes, soltó unas declaraciones que, sin duda, dan para pensar: "Estoy muy interesado en conocer lo ocurrido. He desafiado a mi equipo para averiguar en qué área hemos perdido tiempo; si se trata de la presión de los neumáticos, las mantas o la altura del coche. De hecho, os reto a todos vosotros a buscar las posibles razones", una perla de declaraciones para los grandes aficionados de la conspiración. También mostró su evidente confusión con lo sucedido en todo el fin de semana: "No recuerdo en toda mi trayectoria de F1 que haya ocurrido algo así. No cambiamos nada en el coche y perdíamos 1.5 segundos", añadió Hamilton.


Foto: Reuters

La polémica, ahora sí, estaba servidísima, y las palabras de todo un veterano de este deporte como es un tal Fernando Alonso Díaz, fue la guinda del pastel: "Hemos estado corriendo aquí muchos años y nunca hemos visto a un equipo ser un segundo más rápido durante todo el año, y a la carrera siguiente, ser 1.5 segundos más lento. Este es un misterio que probablemente nunca comprendamos. Pero esto es F1: lo tomas o lo dejas." Contundente y directo. Y lo dice un sabio que lleva media vida metido de lleno en el Gran Circo.

También hablaría de alguna de las tantas joyas que suelta Bernie Ecclestone de vez en cuando, como aquella de Hungría 2015. Sí, la de "no ganéis esta carrera por el bien de la F1", que más tarde se convirtió en un "oh, habéis exagerado un poco", según afirma el periodista Alan Baldwin. Pero en fin, no me quiero extender más de lo que ya he hecho de por sí. Tan solo un apunte más, tras el descalabro de Singapur, todo volvió a la normalidad una semana más tarde en Japón, como era de esperar.

Tras exponer el pasado Gran Premio de Singapur 2015 desde el punto de vista de la escudería germana, solo queda esperar (con cierta impaciencia) a uno de las mejores carreras del año y, por supuesto, una de las más especiales. Habrá que estar atentos a Mercedes una vez más, aunque esta vez algo me dice que irán mejor que en 2015. Marina Bay, no nos lo pongas tan difícil esta vez, por favor.


Foto: RV Racing Press

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estás en tu derecho de dejar tu comentario.