12 uvas para 2019
Este es el cuarto año que reflexiono en
este blog sobre cómo ha sido un año que, como se suele decir, ha pasado muy
rápido. Las costumbres, tan importantes y tan difíciles de cambiar, hacen que escriba
sobre mis recuerdos de 2018 y que estas 12 uvas sean una forma de dar la
bienvenida a un nuevo calendario que, por ahora, está lleno de proyectos que aún
no incluyen ningún hecho. Ese espacio ahora vacío se irá llenando poco a poco
de recuerdos, de buenos y malos momentos, de risas y quizá, de alguna lágrima.
Siempre es difícil saber empezar. Habrá
que hacerlo de todas formas.
2018 ha sido el año de mis primeras
prácticas en la que, quizá, será mi futura profesión. Terminado tercero de
Periodismo y con un verano más corto de lo habitual por delante, tenía que
hacerlo. Fueron dos meses y medio en los que creo que aprendí lo suficiente. Incluso,
tuve la oportunidad de ver mi primer reportaje publicado en papel en un medio español. Ahora, fuera del ambiente de la redacción, compagino las últimas clases
de la carrera con mi trabajo como colaborador en MENzig, con mi ya quinta temporada en PitLane F1 y con este blog dedicado a mis reflexiones personales.
Asistí a un nuevo concierto del
inimitable Sam Outlaw y de la dulce Molly Parden. Y en compañía, siempre en
buena compañía. También he podido descubrir a una artista que, sinceramente, me
vuelve loco. Lydia Loveless merecía un hueco en este primer artículo de 2019
escrito en las últimas horas del todavía cercano 2018. La música, tan especial,
hace olvidar por unos minutos esa realidad no siempre cercana a lo que
queremos. Sin ella, todos seríamos distintos y lo pasaríamos, quizá, bastante
peor.
2018 ha sido un año de viajes
inesperados, de amistades que han crecido de una forma soberbia con el paso de
los meses y de momentos inolvidables. El viaje a Alicante entra, sin duda,
dentro de esta carpeta de recuerdos imborrables que, cinco meses después,
siguen provocando sonrisas. La vida te regala personas que te hacen sentir
bien, regala conversaciones que te invitan a la reflexión y, por supuesto,
maravillosos momentos. Y esa palabra tan importante como es “momentos” provoca
una alegría inexplicable.
Esto, unido a la llegada de otras
personas hace que mire al futuro con ilusión, tratando de conservar una amistad
que, ahora, considero valiosa. Como esa vecina que, a pesar de llegar en las postrimerías
del año, protagoniza esta frase que, espero, siga ocupando dentro de doce
meses. Pero más allá de estas nuevas amistades, ahora toca hablar de otras que,
no se sabe muy bien cómo, han supuesto una pérdida injustificable.
He dejado de hablar con varias personas
que consideraba importantes cuando empezó 2018. Me resulta muy curioso lo
rápido que algunas personas se olvidan de esos amigos que, al parecer, quieren
y han querido mucho. Creo que no lo entenderé nunca. Cuando una amistad se
olvida así, de repente, es necesaria una reflexión interior para saber qué
parte de la culpa he podido tener yo, ese que lleva meses esperando una respuesta.
Porque si una persona te quiere, no se
olvida de ti de repente.
Otra de las noticias a destacar de este
2018 es la necesaria retirada de Fernando Alonso de la Fórmula 1. Piloto
acabado para aquellos que no han visto una carrera, el español decidió marcharse,
por fin, de un campeonato que no iba a ganar con sus promesas. Y, por supuesto,
ha tomado la decisión correcta visto el rendimiento de un McLaren que, a pesar
de ese falso quinto puesto en Australia, no ha podido luchar por lo que
Fernando quiso hacer creer en esa lejana madrugada de marzo. Lejos de la
Fórmula 1, ha ganado las 24 Horas de Le Mans (junto a Sébastien Buemi y Kazuki
Nakajima, creo) y en mayo luchará por la Triple Corona en las legendarias 500
millas de Indianápolis.
Qué alegría me da pensar que no se
arrastrará en un Fórmula 1 en 2019.
2019 se presenta lleno de incertidumbre.
El final de la carrera de Periodismo está aquí, ya lo siento, se acerca y
todavía no sé lo que pasará después. La opción de iniciar una nueva carrera
como Psicología se diluye por las pocas ganas que me quedan de seguir
estudiando. El máster también parece lejano, y quizá la opción de trabajar sea
ahora la más adecuada. El objetivo será ganar una experiencia necesaria en una
profesión en la que todo cuenta y en la que encontrar un trabajo decente es
casi imposible.
Feliz 2019 a los que están, a los que
todavía están y a los que ya no quieren estar.
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