José Sámano: “Para mí
cada partido es un reto”
Charlamos con el editor general de Deportes de EL PAÍS sobre el día a día
en la redacción, el distanciamiento con las fuentes y, cómo no, de periodismo
José Sámano
siempre tuvo muy claro que quería ser periodista. La vocación la encontró en
casa, ayudado por esos preciados periódicos que ahora aguardan con la ilusión
de ser impresos. “Solía leer siempre los periódicos que llevaba mi padre, y
también era un gran seguidor radiofónico”, cuenta por teléfono. Dejó su
Cantabria natal por Madrid para empezar la carrera de Periodismo
compatibilizándola con diversas prácticas. “Empecé a trabajar mucho antes de
acabar la carrera”, continúa, explicando que pasó por la radio antes de llegar
a EL PAÍS.
Ahora, como
editor general de la sección de Deportes de este medio generalista, tiene que
convivir con una “locura” diaria. “Estamos marcados por los horarios, y tenemos
que trabajar en una doble dirección: papel y digital”. Sámano explica que el
objetivo de EL PAÍS es tener otra mirada del deporte, “siempre intentando dar
algo más que no sea la mera cartelera diaria”. Emplean un lenguaje fino y
cuidado para diferenciarse de MARCA y AS, ya que saben que jamás podrían competir
con ellos haciendo lo mismo.
Desde el área
de deportes deben estar reivindicando permanentemente que están ahí. “La
sección de Deportes de un medio generalista como EL PAÍS es como las Islas
Canarias: tienen que estar constantemente diciéndole al estado central que
existen y recordarle que tienen sol y dan alegría a la gente”, comenta con cierta
sorna. Su función es potenciar los reportajes y los análisis más pausados sin
olvidarse de las noticias de actualidad. Además, intentan poner el mayor acento
posible en la explosión del deporte femenino. “Es un caladero extraordinario”,
reconoce el cántabro.
Preguntado por
las fuentes, establece dos categorías principales. Por un lado, la de un
deportista de élite de un gran deporte que suele ser alguien totalmente
inaccesible. “Por ejemplo, el fútbol es un mundo muy cerrado y complejo”,
comenta al respecto. Sámano establece una comparativa para argumentar su
razonamiento. “En la política, el político suele ir en busca del periodista,
pero el deportista de élite se aleja todo lo posible del periodista”, justifica.
Acertado o no, sólo hace falta mirar los pasillos del Congreso.
Sámano admite
que en el pasado existía un contacto infinitamente mayor del periodista con el
deportista. Pero el paso de los años ha cambiado esta situación. “Ahora hay muy
poca transparencia y la desconfianza se ha hecho cada vez mayor”, continúa.
Además, añade un canal diferencial del que disponen los deportistas: las redes
sociales. “Cuentan con varios canales para comunicarse a la carta con su
hinchada y ya no necesitan a un periodista como correa de transmisión”,
prosigue. Por otro lado, en los deportes menos mediáticos todo son facilidades.
“Hay un contacto más cercano con las fuentes”, agrega.
El egómetro y la ilusión por
recuperar la credibilidad
Sámano cree que la curiosidad es fundamental
en el periodismo deportivo. “Si no tienes curiosidad no puedes contar un
relato”, confiesa. Además, incide en la importancia de mantenerse informado y
de ser honesto, “de escribir lo que uno ve y lo que uno siente”. Y añade un
factor fundamental. “Los periodistas deben tener el egómetro lo más bajo
posible”. Porque, a pesar de ese interés creciente del periodista por
convertirse en el sujeto principal de la historia, de ser el “colega” del
entrevistado, ese no es su papel. “Los periodistas siempre somos sujetos
secundarios”, insiste.
El periodismo
no se entiende sin credibilidad. La reputación, construida con constancia se
desmorona con el más mínimo error. Y esto afecta a una herida casi mortal del
oficio, al deshonrado rigor. “En este mundo de las fake se ha perdido mucho el rigor”, prosigue Sámano. La dura crisis
económica ha hecho aún más difícil mantener la independencia que antaño no se
ponía en duda. Pero él confía en que ese río vuelva a su cauce. “Soy optimista,
creo que todo acabará por ordenarse”, comenta al respecto.
En un pasado cercano,
Sámano se sentaba cada lunes para charlar con sus lectores en las ya olvidadas
entrevistas digitales, pero la costumbre ya no está presente. “Fue una moda
pasajera que buscaba nuevas narraciones. Me costaba un esfuerzo considerable
por el gran número de preguntas que recibía”, admite al otro lado del teléfono.
Actualmente EL
PAÍS Deportes ha apostado por una nueva narrativa: la síntesis de un gran partido
en un minuto. Debutaron con el partido que enfrentó al Manchester United con el
Barcelona en los cuartos de final de la Liga de Campeones, pero su intención es
trasladarlo a otros deportes. “Por ejemplo, a una final de Rafa Nadal o a una
jornada de los Juegos Olímpicos”, apunta. Sin embargo, Sámano reconoce que es
complicado por los tiempos, ya que “es un formato que necesita ser instantáneo”.
Consultado por otra iniciativa de EL PAÍS, el podcast, anota la idea pero la
descarta por el momento por un problema de medios. “Hay que ser selectivo con
el producto que haces. No queremos quedarnos a medias ni hacer una chapuza”, concluye.
Más allá de
nuevos retos, Sámano es el cronista habitual de los partidos del Real Madrid y
ha vivido eventos especiales como el Mundial de Sudáfrica o varios Juegos
Olímpicos. Todo con un estilo peculiar, en el que los adjetivos y las figuras
retóricas brillan con luz propia. “Mis mayores generaron este tipo de lenguaje
en la redacción, por lo que ya me venía de serie. El mérito está en la propia
concepción del periódico”, explica. Y prosigue. “Con los años todo se reduce a
tener oficio y a tener un background”.
A pesar de su
incuestionable e ilustre experiencia, Sámano se toma cada partido como un desafío.
“Para mí cada partido es un reto. Me da igual que sea un Real Madrid - Eibar de
copa que el España - Holanda que hice en Johannesburgo”. Para él todos los
partidos son importantes, porque “si no estás en guardia las posibilidades de
que te equivoques son mucho mayores”, remata.
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