sábado, 23 de mayo de 2020

Incertidumbre (IX): Amistad

Incertidumbre: Amistad
Las calles empiezan a recuperar la vida. El paseo matutino y los gritos de los niños ocupan ahora el ruido dejado por los pájaros y los camiones de la basura. Nueva dinámica, antigua normalidad. Pocas manos resisten en los balcones para cumplir con ese aplauso venido a menos. Otra de esas costumbres casi extinguidas, como decir más verdades que mentiras o celebrar los goles con un abrazo dedicado a la grada, repleta y eufórica. Algunas de esas costumbres volverán en un futuro para quedarse. Otras terminarán enterradas mientras arrancamos hojas del calendario.
Me asomo a la ventana y no veo a la chica de ayer porque ayer no vi a ninguna chica. En los últimos días me gusta inventar desde las alturas las historias de mis vecinos o de turistas que pasean lejos de sus dominios. Como esa pareja que camina sin parecer una pareja. O los pasos tranquilos pero seguros de una señora acompañada de su andador. De repente, te despista el sonido de un claxon lejano pero insistente. El símbolo perfecto del regreso de la prisa. La vida resumida en la ambición de no desperdiciar cada segundo de una vida que dura más de dos días.
Una ventana para asomarse a un mundo no tan desconocido.
Empieza a hacer calor y eso va más allá de la pura evidencia. Pienso en los cuatro meses más deseados del año: junio, julio, agosto y septiembre. Tiempo de calor, tiempo de vacaciones. El período perfecto para bajar la persiana, cerrar la puerta con llave y desconectar. Tiempo para disfrutar con el bañador de siempre, darse un baño y cenar a mesa puesta. Sin urgencias más allá de no olvidarse de la colonia. El momento esperado durante todo un año evaporado por un virus sin vacuna pero que viaja en clase turista. El miedo a desplazarse por lo que pueda pasar.
Sueños rotos por la incertidumbre y una cartera que desprende escasez.
Un verano sin playa es como unas campanadas sin ver el vestido rojo de Anne Igartiburu. Como un otoño sin hojas o una cena de Nochebuena sin alcohol. La playa es el oasis perfecto para alejarse del bochorno madrileño. Un período de descanso necesario antes de retomar antipáticas rutinas. El lugar perfecto para coger algo de color. Decir vacaciones y que te salga una sonrisa. Un verano para contar, vivir y disfrutar. La época perfecta para recuperar amistades o perderlas. Darse cuenta de quién sigue ahí más allá de la rutina que va de otoño a primavera.
Dice la Real Academia Española que la amistad es el “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. Es un contrato no firmado entre dos partes escoltado por un aprecio verdadero. Un ambiente donde compartir confesiones y risas. Un interés constante por saber cómo está la otra persona más allá del tradicional qué tal. Reflexionar sin prisa por despedirse. Estar en los mejores momentos y en otros más tristes. Aportar una sinceridad necesaria e imprescindible, sin tratar de evitar la polémica y la discusión.
Estar ahí sin pedir nada a cambio.
Llevo tiempo sin hacer amigos y algunas amistades estoy deseando perderlas. No encuentro una explicación. Pienso en la cantidad de amigos que han desaparecido sin despedirse y en otros que se irán sin decir nada. Personas que un día formaban parte de mi vida y al día siguiente ya no estaban. Se fueron en un verano aburrido y pesado con más mosquitos que conversaciones. Algo parecido a lo vivido en este estado de alarma, sin apenas sorpresas en las notificaciones. Ni amistades nuevas ni amistades peligrosas. Un escaso dinamismo en el que asumo mi parte de culpa.
Echo de menos fundar nuevas amistades y disfrutar de cada conversación. Decir que soy de Córdoba antes que contar que Córdoba es mi apellido. Reír, disfrutar y recordar viejos y buenos tiempos con amistades venidas a menos. Decir buenas noches y quedarme tres horas más pegado al teléfono. Hacer nuevos amigos sin perder los que me acompañaban cuando no tenía una carrera.
Echo de menos convertir la ilusión en realidad.


Este texto pertenece a Incertidumbre, una sección creada por el retiro vital que ha provocado la pandemia del coronavirus. Cuenta con una reflexión semanal centrada en la extraña situación en la que nos encontramos. Puedes leer el resto de entregas en los enlaces que aparecen aquí debajo.
IV. Cifras.
V. Tiempo.
VI. Paseo.
VII. Negocio.
VIII. Culpable.
IX. Amistad.
X. Carrera.
XIII. Desconexión.

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