sábado, 16 de mayo de 2020

Incertidumbre (VIII): Culpable

Incertidumbre: Culpable
Llueve. Llueve y no hay nada ni nadie que pueda impedirlo. Llueve y el agua baña los cristales, más limpios por fuera que por dentro. Llueve y las gotas, dispersas pero concentradas en su misión compartida, mojan las calles. Apenas asoman los paraguas en el horizonte: no parece el mejor momento para salir de casa, aunque ahora afloran las ganas de no volver a ella. Todo se basa en las elecciones. Hablar ahora o esperar dos semanas más. Mascarilla o miedo. Protestar o callarse.
Vivir o dejar de vivir.
Llevo más de dos meses sin pisar la calle y no he hecho nada que merezca la pena contar. Leo demasiado, escribo lo que leéis, pienso en el presente y reflexiono sobre el futuro. Camino y me siento. Me tumbo y me levanto. Ensucio y limpio. Aprendo de la vida y pierdo los recuerdos. Desayuno, como y ceno. Devoro lo que me encanta y me tomo con paciencia lo que me gusta menos. Trabajo y descanso. Escucho las canciones que me gustan sin descubrir nuevas pasiones. Me lavo las manos hasta en sueños y comparto pesadillas con cocodrilos con forma de ambulancia.
Vivo en un período de incertidumbre sin ver la claridad que borre la oscuridad.
Hace dos meses pensábamos que el coronavirus iba a ser algo temporal y ahora sabemos que viviremos con él de forma permanente. Es una especie de cesión con opción de compra obligatoria. Un contrato de permanencia sin cláusula de rescisión. Una forma fácil de entender que lo que uno espera no siempre es lo que ocurre. La vida resumida en una fea célula con fiebre y tos. El culpable perfecto para mantener la distancia social, dejarnos sin deporte de ningún tipo y sin saber qué habrá de menú en nuestro bar de siempre.
Vivimos en la búsqueda constante de un culpable. Un responsable al que echar la culpa de nuestros errores. El profesor que, con razón, te suspende con un 4,5 porque no has estudiado lo suficiente. El árbitro que invalida el gol de la victoria de tu equipo por un justo fuera de juego. O, incluso, la persona que se acuesta con tu pareja sin saber que tu pareja tenía pareja. Series y películas de todo tipo enseñan que el culpable de tal cuerno es la tercera persona y no tu pareja. Otra incoherencia más promovida con el objetivo de marcar un territorio inexistente con tu orgullo.
Cuesta levantar la voz y aceptar que eres el culpable de algo. Pedir silencio y decir que has sido tú. Que lo sientes, que pides perdón, que no era tu intención. No eres tú, soy yo. Reconocer tu responsabilidad porque no aparece otro responsable. Más honestidad y menos orgullo. Más sinceridad y menos soberbia. Más pedir perdón y menos regocijo. Poco he escuchado en dos meses palabras de disculpa en ruedas de prensa. Palabras con sentido nacidas del corazón y no del folio del discurso.
Palabras a la altura de la situación que reflejan las cifras oficiales.
España está repleta de culpables. Lo son los que compararon un virus de reciente creación con una simple gripe. Lo son los que reaccionaron tarde. Lo son los que no otorgaron al personal sanitario la posibilidad de trabajar como merecían. Lo son los responsables de las miles de muertes en las residencias. Lo son los que, a pesar de sus errores, continúan sin dimitir e incluso son aplaudidos por su personalidad. Lo son los que, con su bandera o sin ella, propagan bulos para ganar adeptos. Lo son los irresponsables que no saben mantener distancias de ningún tipo. Lo son las cámaras que graban a los irresponsables para contárselo a los más responsables. Lo son los que, con sus acciones, parecen desear que cuantos más muertos, mejor.
Lo son las personas que cometen errores porque no hay forma de no cometerlos.
Culpables sin dignidad, vergüenza ni decencia. Personas señaladas por sus fallos y mentiras. Ni privilegios ni inmunidad. Justicia. Justicia por encima de todo.


Este texto pertenece a Incertidumbre, una sección creada por el retiro vital que ha provocado la pandemia del coronavirus. Cuenta con una reflexión semanal centrada en la extraña situación en la que nos encontramos. Puedes leer el resto de entregas en los enlaces que aparecen aquí debajo.
IV. Cifras.
V. Tiempo.
VI. Paseo.
VII. Negocio.
VIII. Culpable.
IX. Amistad.
X. Carrera.
XIII. Desconexión.

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