domingo, 14 de junio de 2020

Incertidumbre (XI): Reencuentro

 Incertidumbre: Reencuentro
Recuerdo que la última vez que vi a mi padre fue el jueves 12 de marzo de 2020. Quedamos para comer y fuimos a nuestro bar de siempre en el barrio madrileño de Fontarrón. Agua y vino con casera para beber, dos menús para comer. Felipe nos tomó nota y llevó la comanda a la cocina. El comedor empezaba a mostrar las consecuencias de un virus que por aquel entonces era confundido con una simple gripe. Jolgorio olvidado entre cuatro paredes. Mesas vacías de carcajadas, ruidos y platos. Preocupación compartida en un presente y un futuro repletos de incógnitas.
Después del postre, llegó la cuenta. Billetes que vienen, billetes que se van. Dijimos “hasta luego” sin saber que todavía no sabemos cuándo volveremos allí. Una sensación compartida con tantas y tantas cosas. Un beso, un abrazo, un viaje. La vida que echamos de menos. Subimos al coche y nos pusimos en marcha. Piloto y copiloto sabíamos de la extraña situación que nos rodeaba. Creíamos que, quizá, tardaríamos un tiempo en vernos. Lo que no sabíamos era cuánto tiempo. Nadie lo sabía. Nos dimos un abrazo para despedirnos. O quizá fue un apretón de manos. No lo sé. Bajé del coche y cerré la puerta. Mi padre arrancó y nos separamos.
Desde la declaración del estado de alarma existe una sensación de incertidumbre. En el trabajo, en la economía, en la salud o en la familia. En el presente y, claro, en el futuro. Una crisis de la que no sabemos cuándo ni cómo saldremos. Algunos decían que íbamos a cambiar a mejor, pero desde el principio no les creí. Fue una ilusión aparente olvidada con el paso de los meses, como esos aplausos que protagonizaron tantos telediarios. Una cortina de humo. Han pasado algo más de tres meses y seguimos rodeados de piratas, contratos precarios e injusticias.
Solo que ahora vivimos acompañados del miedo y llevamos una mascarilla.
Es tiempo de recuperar costumbres alteradas por los cambios, pero adaptadas a la insólita normalidad. Tiempo de volver a ver a las personas que queremos, de volver a pedir otra ronda, de volver a disfrutar en compañía. Es tiempo de reencuentros. Pienso en ello y recuerdo una pieza clásica del telediario navideño. Con la cámara plantada en la puerta de llegadas del aeropuerto de Barajas, el periodista Carlos del Amor describe el encuentro entre personas que regresan y personas que esperan. Momentos donde las emociones mandan y los abrazos hablan. Disfrutad.


En todos los abrazos encontramos lo mismo, esa emoción que produce el regreso, ese regalo irremplazable que es el contacto, el aliento, la mirada cómplice, la voz perdida, reencontrarse con esa cara que empezaba a olvidarse. No hay WhatsApp, Skype, llamada o lo que esté por inventar que pueda sustituir al roce”. Habla, con su brillantez habitual, Carlos del Amor. Describe aquello que añoramos ahora que un abrazo es calificado como un pecado. Poder, podemos, pero no debemos. Lo expresa perfectamente Antonio Agredano. “Vuelve el fútbol sin aficionados. Vuelven las discotecas sin poder bailar. La nueva normalidad se describe con ausencias”.
Vuelve la vida a juntarnos.
El sábado 13 de junio de 2020 vi a mi padre tres meses y un día después. Sentado detrás del asiento vacante del copiloto volvimos a compartir una conversación cara a cara. Él me miraba a través del retrovisor, quizá recordando tiempos pasados en los que ambos éramos más jóvenes. Fueron varias horas de buenos momentos sin conversaciones pendientes y con un pisto de autor como acompañante de lujo. Un reencuentro que nos hizo felices porque pudo producirse. Sin besos, sin abrazos. No importa. Como él mismo me dijo cuando nos despedimos, ya habrá tiempo para eso.
Queda inaugurada la temporada de reencuentros.


Este texto pertenece a Incertidumbre, una sección creada por el retiro vital que ha provocado la pandemia del coronavirus. Cuenta con una reflexión semanal centrada en la extraña situación en la que nos encontramos. Puedes leer el resto de entregas en los enlaces que aparecen aquí debajo.
IV. Cifras.
V. Tiempo.
VI. Paseo.
VII. Negocio.
VIII. Culpable.
IX. Amistad.
X. Carrera.
XIII. Desconexión.

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