lunes, 27 de julio de 2020

Incertidumbre (XIII): Desconexión

Incertidumbre: Desconexión
El pasado 20 de marzo inauguré en este blog una sección singular. Bajo el paraguas de un acertado título, buscaba reflexionar sobre una pandemia que ha cambiado nuestras vidas. Quise aprovechar este extraño contexto para sacar del abandono al lugar donde me lancé a la aventura de la escritura. Un retiro vital convertido en una oportunidad única. Durante doce entregas (trece si sumamos esta) he mezclado mis recuerdos con mis sentimientos y percepciones sobre una situación que dejará algo más que pérdidas. El futuro se presenta repleto de responsables e incógnitas.
Todavía quedan muchos más capítulos por grabar.
Echo de menos muchas cosas. Una de ellas es la felicidad. Disfrutar de la vida sin sobresaltos y con las preocupaciones justas. Abrazar sin restricciones. Reír sin fronteras. La felicidad. Qué palabra. Qué sensación. La que encontramos con lo que nos encanta. La que aparece en nuestro círculo más cercano. La felicidad llega y se va sin que nos demos cuenta. Sigilosa, discreta y prudente. Escapa de nuestro secuestro sin pagar ningún rescate. Se va así, sin decir adiós, sin esperar a que el semáforo se ponga en verde. No hay que pagar multas en nuestra imaginación.
Echar de menos. Echar de más.
Prestamos tanta atención al presente que a veces olvidamos demasiado rápido el pasado. Hay recuerdos que no deberíamos poder perder. Tengo que aprender a vivir más tiempo: disfrutar del presente y guardar los mejores momentos del pasado sin crearme elevadas expectativas sobre el futuro. La ilusión mezclada con un objetivo. Propósitos de año nuevo, propósitos de la insólita normalidad, propósitos de verano. Tengo que aprender a pasar página y hacer más creíbles los sueños.
Recomendación u obligación. Prefiero la primera.
Hace cuatro meses algunos llamaban exagerados a los que llevaban mascarilla y ahora, quizá los mismos, llaman imbéciles a los que no la llevan. La recomendación convertida en obligación. Policías de balcón sin coche patrulla ni placa declarada. Buscadores de cacos fuera del recreo. Libre ingenuidad. Cifras, oficiales o irreales, que nos acompañan desde enero y que nos interesaron a partir de marzo. Ahora se llaman rebrotes, crecen protegidos por el turismo y esperan el mejor momento para poner el silencio en las calles mientras los aplausos esperan en el banquillo.
Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas.
Lo hablaba hace unos días con un amigo: apenas valoramos la salud porque nos viene de serie. La tradición (o quizá era una canción) cuenta que hay tres elementos fundamentales en esta vida: salud, dinero y amor. La primera la tenemos casi siempre, suele ir de más a menos y solo la apreciamos cuando nos falta. Pero con el resto pasa como con la felicidad: viene y se va. Hay etapas más fructíferas con el dinero y con el amor, pero rara vez ambas nos acompañan desde nuestro origen.
Habrá que conformarse con tener salud, aunque ahora se haya ido de vacaciones.
El coronavirus me recuerda a un laberinto interminable. Un túnel eterno, con una entrada a la vista y una salida invisible. Necesito alejarme de la realidad e inventar mi propio oasis de tranquilidad. Desconectar de este mundo y olvidar la presencia del móvil. Caminar sin rumbo al amanecer por la antipática Madrid, lejos de esa playa donde me gustaría estar. Iniciar varias lecturas pendientes, como ese libro que llegó como regalo o variopintos textos sobre el suicidio. Finiquitar la serie de mi infancia, escuchar miles de canciones y profundizar en mi rara afición por la historia.
Es tiempo para la desconexión. Tiempo de convivir o malvivir con el protagonismo del virus que me dio los motivos para fundar esta serie de trece relatos. Este será el último en un final con un punto sin apellidos. Es tiempo para descansar y esperar novedades con temor. Seré claro: no quiero bajas, solo mantener lo que antes tenía.

Este texto pertenece a Incertidumbre, una sección creada por el retiro vital que ha provocado la pandemia del coronavirus. Cuenta con una reflexión semanal centrada en la extraña situación en la que nos encontramos. Puedes leer el resto de entregas en los enlaces que aparecen aquí debajo.
IV. Cifras.
V. Tiempo.
VI. Paseo.
VII. Negocio.
VIII. Culpable.
IX. Amistad.
X. Carrera.
XIII. Desconexión.

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